Había
estado con él un cuarto de un tiempo cualquiera
no, no
cualquiera
un tiempo
a destiempo
de esos
tiempos que pasan como a blanco y negro,
a sepia
quizás
la última
vez que nos vimos, no nos miramos a los ojos
ambos, con
la mirada caída y los besos derramados
susurramos
un adiós
y desde
entonces
en el saldo
de tiempo,
de los cuartos de mi vida que me gasto a diario
de los cuartos de mi vida que me gasto a diario
siempre le
regalo una sonrisa a memoria de su recuerdo
y solo por
eso
y para eso