Él le
asienta un beso en la mano izquierda, la de ella
la mira,
la mira y la mira así
como quien
sabe que ha de tener que resignarse
Ella lo
mira, asentado que ha de tener que resignarse
que su
mano izquierda, es insensible a los besos desencantados
que los códigos
de los amantes se han roto ya
En esos
intentos fallidos por intentar caricias que quemen
en obtener
miradas con brillos
y besos,
de esos besos que él añora, los de ella
ya cada
vez son menos posibles
Él la besa
Ella le sonríe,
lo besa
Él la
abraza, y ella se escurre
Buenos días
-dice él-
Buen día,
debes irte, irte y marcharte -le responde ella-
Mi lado
izquierdo ha estado insensible durante años
-no
malgastes más mis besos-
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