sábado, 10 de enero de 2015

Dulce Filipina




Hoy (8 de diciembre 2014, Tel-Aviv, Israel) una señora de Filipinas se sentó junto a mi en una silla de la calle; me muestra un par de zapatos que venía comprando -¿te parecen bonitos?- sí por supuesto -le dije-. Me cuenta que tiene tres hijos, el menor de 8, una hija de 20 y otra de 21, ella no ha vuelto a Filipinas en 7 años. Su esposo la dejó hace 6 años y tiene otra familia. Ella sigue dudando si los zapatos son bonitos (Converse negros de 60 euros aprox.) - son bonitos y cómodos, te lucen con el jean que traes- le digo.

Me pregunta cosas sobre mi, a las cuales respondo y ella parece fascinada. Sabe dónde es Ecuador, Barcelona, y me dice palabras en castellano que nuestras lenguas madres comparten. Que quizá pueda cambiar los zapatos, los siente grandes, se prueba uno, se prueba el otro, quizá con media gruesa mejore, ¿crees que en verano pueda usarlos?, sí tienes razón el negro es elegante y el diseño es simple, ella asienta. Yo insisto en que le van bien. ¿crees que están muy caros?- creo que si te ponen contenta eso no importa-, este año me he comprado 4 par de zapatos en esa tienda, ve y compra ahí me dice, le dije que echaría un vistazo.
Muéstrame una foto de tu novio, de tu país, qué se come ahí, en qué trabajas, tienes teléfono, estas enamorada, te aman, sabes cocinar, para que sirve lo que estudias? -entendí a estas alturas que estaba loca por hablar con alguien- intenté complacerla en todo, ella disfruta mucho, preguntando y más de mis respuestas. ¿cuándo se casan?, que joven eres!, tu país es muy verde!...creo que me voy a quedar con los zapatos me dice, es lo que hay, y guarda su zapatos en la caja.
Ella tiene 45, vive en un apartamento con otras 19 Filipinas, no ha tenido otra relación, cuando habla de su hijo menor su tono, el de la voz y el de la mirada, cambian, yo le sonrío y le digo que vaya a Filipinas, se ha puesto triste.

Hoy la inocencia de un ser humano se sentó a mi lado, y yo, me humanicé un poco más.