jueves, 10 de octubre de 2013

Diez días en Barcelona

Diez días después de mí llegada a Barcelona, me he puesto a pensar.
Quizás aún no termino de llegar, pero en mis intentos por hacerlo, he ido haciendo varias cosas.

Volver al ritmo académico me ha costado un poco, pero ya casi que lo tengo bajo control, se siente raro después de estar produciendo, haciendo cosas, coordinando, pasar a sentarme y escuchar a personas que me quieren decir cómo se hacen las cosas, y en otro idioma. Pero me alegra aprender, eso no está en duda. Mi catalán va mejorando, pero mi cerebro aun confunde a mi lengua por lo que mi oído escucha.

Me he enamorado un par de veces; el mesero de aquel lugar donde la comida fue un orgasmo, el chico que le hacia el amor a un violín en la estación del metro de la plaza Catalunya, los ojos que me perseguían en el metro mientras caminaba de salida, pero como siempre…solo me enamoro fugazmente desde el día que se rompió mi corazón y nunca más volvió a funcionar igual…al menos igual. Algo dentro de mi extraña la imagen del hombre latinoamericano, acá aún no logro saber si el chico es gay o heterosexual, o todo…al menos para saber.

Hay cosas que me sorprenden de esta ciudad, como cuán fuerte es el trato entre seres humanos y cuanto aman a sus perros, cuán mal pronuncian el castellano (y podrían jurar que ellos están en lo correcto), cuán difícil es alquilar un departamento, la cantidad de basura que generan, que tan insignificante nos volvemos en un contexto como este. Como los nativos buscan salir de esta su casa, y como miles vienen. Me encanta caminar en Barcelona, sus amplias veredas, su señalización, sus esculturas, arboles, me gusta su arquitectura, su sistema de transporte público. Y me gusto yo aquí.

He ido a conciertos, como el de una de mis favoritas Marta Gómez. Fue un concierto muy cálido y familiar en una librería, que me permitió sentir su música más cerquita, abrazarla y contarle sobre mi admiración. Me mantuvo con los ojos aguados, la piel brotada, las manos agarradas, mordiéndome los labios, y tratando de contener mi llanto solo por no interrumpir con mi ruido su voz, ha  sido de las mejores cosas que me han pasado. su música.

Por ahora, estos son mis comentarios sobre mis diez días en Barcelona. ;) 

lunes, 30 de septiembre de 2013

Me fui

Me fui

Me fui desde esa casa mía, desde ese cielo mío, poniendo ahí mi vida en una caja.
Me fui en un cielo azul que me puso las nubes a mis pies, y con un último rayito de sol persiguiéndome.
Me fui de las palmeras, las montañas, de esa cordillera mía que sostiene a este mundo mío.
Me fui pensándote tierra mía, de sal del pacifico y azúcar de caña, que huele a bosque en las noches, que sabe a agua de coco en sus días de sol, que suena a cumbia, salsa, merengue, y pasillo si mientras se sopla un canelazo. Que su color es verde yasuní intenso.

Empaqué en mi maleta un poco de sabor a maracuyá, una pizca de ají, un poco del sol que quema en las alturas de esa mitad del mundo, un pedazo de tierra evolucionante en el Pacífico, la punta de fuego de una mama. Me amarré en la garganta mi J, mi S, y el ritmo aspirante-cálido de mi acento, no sea se me quieran escapar.

Llegué a esta orilla, después de esperar, parar, correr, esperar, correr, volar. Volé con un Quiteño que trabaja en Dubai, trabaja 35 días ahí y regresa a Quito por 35 días, ¡valiente!...me contaba historias de sus últimos 4 años en Turquia, me contó de como es la vida musulmán, sus libros, tradiciones, etc. no llevo en secreto mi afecto al mundo árabe, así que al parecer ya tengo una próxima parada, Istambul!. Estaba ahí la famosa de la televisión Ecuatoriana, Mariela Viteri, "que rica tu vida" me dijo, ella iba camino a Israel, haciendo 9 horas de escala en Amsterdam, debes ir a Israel me dijo, es maravilloso, lindiiiisimo (traten de imaginar los ademanes y acento de la Mariela diciéndome esto mientras me tocaba la pierna)... Jerusalem es diiiviiinoo! ve ve, yo le sonreí y le dije -si me lo imagino, me lo imagino, intentaré ir, cuando no haga mucho frío ni mucho calor-
Suelo fingir que no conozco un lugar para saber como han vivido otras personas esos lugares, para conocerlo bajo otras miradas, saber sus comentarios, y si eso, saber si me perdí de algo. Israel ya tiene mi cuota de dos visitas, se dice que no hay tercera mala...¿quién sabe? :)

De todas las veces que he atravesado el atlántico, increíblemente esta vez no fue tan tortuoso, el holandés me dijo hello, me dio una sonrisa mientras estampaba un sello en mi pasaporte, y dijo chao con unos gigantes ojos.  Al aeropuerto Schiphol nunca lo sentí tan grande, me cambiaron 3 veces de puerta de embarque de mi conexión, por suerte mi inglés es mejor si estoy molesta, por lo que luego fui consentida por KLM.
Al aterrizar en El Prat, Barcelona, me sentí en casa, vi muchos de los míos y de mis vecinos siendo parte activa e importante del grupo trabajador de este país. Tomé un taxi y al subirme en la radio sonaba una cumbia colombiana, en el transcurso un pasillo ecuatoriano, una bachata de dominicana; dónde estoy me pregunté, con sonrisa pícara me respondí ¡colonización al carajo! Es nuestro encanto el que conquista.

Después de una ducha, estuve lista para salir, llegamos a un bar típico, bebimos cerveza y jugamos billar, la última vez que jugué fue con papá, él siempre me ganaba y lo amo por jamás dejarme ganar. Linda compañía, la diversidad fue liderada por los encantadores griegos  y en honor a las lenguas, tuvimos que desempolvar el vocabulario inglés para sumarle emoción a la noche. Buena música, deliciosa cerveza, buena charla, compañía de primera... ¿podría ser mejor?
El domingo después de obligar a mi cuerpo hacerle entender que debe desayunar algo, fuimos camino a la playa, después de un tiempo de intentar tomar color, leer y dormir, quería saber la hora, usualmente en Quito si miraba al cielo y según la posición del sol podía saber la hora, lo intente acá y no funcionó, sí ¡el mundo se me puso al revés!

Caminar por la playa, caminar por la ciudad, ha sido un placer hasta ahora, los piropos de los chicos, según ellos  soy “guapa”, y bueno, a nadie le viene mal un poco de cariñito verdad?
Mañana lunes, será mi primer día de clases en la universidad, no puedo negar estar ansiosa, hace años yo salí de la universidad, y volver será divertido.
Ir encajando en el funcionar de esta ciudad, eso ya es otra historia, que se las iré contando poco a poco…
Como debo leer mis textos para mañana, debo parar de escribir.

lunes, 5 de agosto de 2013

carne

Se llama carne
Se llama mocedad
Se llama ganas

Y no es por él, es por todo

Callado, sonriendo
pasando su mano por mi mejilla e intentando conquistar mi cadera
se  mete en mi cama cada que se lo permito
y mientras él muere por amanecer mirando a mi alma,
a mí se me encrespan más las alas

Si lo miro a los ojos es para regalarle un poco de esperanza
si lo toco, es para que a mí no se me olviden mis manos
si le doy besos, no le doy mis besos

Se llama carne

Él no me encanta
pero puedo simular que si


Es de llagas mi cuerpo ahora
me lo parche de ganas
y lo remendé con tirajos de recuerdos

El deseo que me drena
no es otro que ese
que se me antoja
para no olvidarme de que estoy hecha

Carne

domingo, 14 de julio de 2013

cariño

He borrado cuatro veces ensayos fallidos
de esos mis intentos torpes
por regalarle a él unas cuantas palabras
de esas que se me suelen dibujar en la cabeza

-quizás no se las merezca-
   solo quizás

Él es así…
Como la frialdad del metro cuadrado que tiene un doctor al darte un diagnóstico
como esa seriedad diplomática que tienen los agentes consulares
con esa pose de rectitud que parecerían tener los abogados
pero él no es ni doctor, ni agente consular, ni abogado

Él fue para mí y en mí, la carcajada detrás de la música y largas charlas
el fuego de la cocina, de esa cocina ecuatoriana-mediterránea
el sabor del vino tinto, del tabaco y de su boca con risas en mi boca
fue el calor en llamarada
la llamarada en mí
su rugir en mi oído

Lástima que él tiene la constante que suele fastidiarme
  lástima

quizás fortuna
  solo quizás

Se debería entender
deberías cariño
que esto es un juego donde las reglas son claras
que hay que reconocer con respeto a los jugadores
y a pesar que no juego juegos,
a estas alturas ya se debería saber que yo soy la reina

Sé quién es el rey en mi tablero,
y este tú, estas en otro juego

ese que yo sé, y a mi favor fingí no saber

miércoles, 29 de mayo de 2013

del gusto del gustar

es muy bueno que algo nos guste en un pestañear
y es muy muy muy bueno que algo nos guste en constantes pestañeo
cada momento, cada día un poco más

es un poco más que cuando digo que las cosas me gustan dos veces

ésta cosa, que es una coso humano hermoso
me va gustando cada vez más,
y más cuando pestañea frente a mis ojos y me sonríe a la par




jueves, 2 de mayo de 2013

Ojalá


Ojalá algún día descubras cuánto pesa la  a, cuando se dice te añoro
Quizás un día entiendas cómo suena la ñ, cuando te digo te extraño
Ojalá  y algún día entiendas cómo ronca la r, cada vez que te recuerdo
Que suceda algún día, de este trozo que tenemos de vida
/por suerte y nos encontramos/
Tú descubras cómo se me estremece el pellejo
siempre que recuerdo cómo se dibujan mis bordes en tus filos

domingo, 10 de marzo de 2013

un cuarto de tiempo


Había estado con él un cuarto de un tiempo cualquiera
no, no cualquiera
un tiempo a destiempo

de esos tiempos que pasan como a blanco y negro,
a sepia quizás

la última vez que nos vimos, no nos miramos a los ojos
ambos, con la mirada caída y los besos derramados
susurramos un adiós

y desde entonces
en el saldo de tiempo, 
de los cuartos de mi vida que me gasto a diario
siempre le regalo una sonrisa a memoria de su recuerdo
y solo por eso
y para eso

domingo, 3 de marzo de 2013

jueves, 10 de enero de 2013

tejedora

ilustración de Sara Lew
Ilustración de Sara Lew


En la cuadra de los granados, unos niños montados en sus bicis se correteaban unos a otros, resonando timbres, saltando rampas, frenando a raya y desperdigando polvo por doquier. Poderosos y libres. Desde una ventana alguien los espiaba con los ojos aguados y muriendo de ganas por ser uno de ellos.
Su madre, deseosa por hacerla feliz, tomó lo que tenía a su alcance y comenzó a tejerle una bicicleta, trabajó día y noche sin cesar, tejió y tejió de prisa, en silencio y a escondidas en el patio trasero de la vieja casona. El día en que terminó, trajo a su hija y le mostró lo que había hecho para ella. La pequeña araña, con sus pares de patas y sus ojos gigantescos de felicidad se encaramó en su bici hecha de hiedra.

paso la posta a Alberto Proset (Ojodegato)

martes, 8 de enero de 2013

ñ


Lo que a ti y a mí nos separa va más allá de que mi alfabeto tenga ñ
                                         -yo si te extraño-