domingo, 5 de junio de 2011

nuestras mascotas

Hoy los sollozos y gritos de alguien a las afueras  de mi casa me arrancaron de un solo brinco de la cama.
El paisaje dominical brillante de Quito, niños jugando y uno que otro avión aterrizando que suelo ver por las mañanas a través de mi ventana, se torno gris en unos minutos.
Vi una señora destrozada, la que daba gritos y sollozos junto a una perra agonizante. -Me vi a mi misma destrozada de dolor al ver como una vida se desvanecía frente a mis ojos, Rocco.-
Esta señora, mi vecina, usualmente alimenta a los perros  sin hogar, los llamados callejeros, hoy alguien se le adelantó dándoles un desayuno mortífero.
Las llamadas que hicimos…inútiles.
Los brebajes caseros que les dimos a estas perrita…inútiles.
Todas las lagrimas…inútiles.
Después de minutos solo deseábamos que ya murieran, agonizábamos con ellas. Eran dos perritas, la otra la encontramos distante, sola.
Que dolor ver y saber que cosas como están pasan más frecuente de lo que pensamos, pero no deja de doler, ver a estos animalitos agonizar y sentir la impotencia de no poder hacer más destroza a cualquiera, bueno a excepción de los asesinos.
¡Cuánto irrespeto! – ¡que pocas ganas de algunas personas para convivir de una manera más armónica entre todos los seres que formamos parte de este planeta!
Cuidemos de nosotros, y cuidemos de nuestras mascotas, recuerden cuanto ellos cuidan y necesitan de nosotros.

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