domingo, 13 de noviembre de 2011

Ráfaga de babosadas


Dicen que ella tiene el caminar seguro, a prisa, rítmico (quizás este fue su delito).

Ráfaga de sonidos y babosadas interrumpió la paz de su paseo dominical, pish pish, mamita, que rica, regálame una miradita y ese estruendoso besuqueo que acabó con su disposición de seguir caminando y esperar que todo pase.
“¿Qué chuchas quieres pendejo?, ¿te conformas con estos actos para consolarte que jamás una mujer como yo tan siquiera te mirará?
¡Pues ahora te miro y me das tu nombre, aunque con saber que eres un guardia patán me basta para poner una queja a tu jefe y entérate que existe una palabra llamada acoso, es lo que tú haces!
- solo fue una bromita señorita-
¡Que pena solo va ser una quejita, bobo!
El tipo en shock (en complicidad con su compañero) no sabía si reír o enojarse, para su suerte se escondió en su caseta de guardia, que para el caso sería una madriguera.

¿Cuántas veces nos ocurren casos como estos a las mujeres?
¿Cuántas veces simplemente respiramos hondo, apresuramos el paso escapando de esa incomodidad?, aguantemos un poquito…ya pasará.
¿Cuántas veces rompemos el silencio, el miedo, nos despojamos de la pose de “damisela en peligro” y somos capaces de enfrentarnos a ese que es una amenaza, que nos agrede, que afrenta contra nuestra independencia, seguridad, integridad, ¡nuestra libertad!?

Mujeres,  ¡es hora!
Hombres, a mi juicio, un cerebro enamora más que este tipo de acciones.
- la seguridad de saber la clase de amigos que tengo, me ayuda a pensar que no todo es tan caótico.

 ¡Respetémonos, querámonos! 

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