sábado, 22 de diciembre de 2012

Jerusalén (Yerushaláyim)


Hace algo así como diez años atrás, al caer la tarde, entré a la llamada ciudad santa, con prisas y cansancio, solamente quería un baño, un jugo y dormir.

Al día siguiente desperté, y como de costumbre, miré por la ventana y encontré unos de los paisajes más bonitos que he visto en mi vida, Jerusalén. Tomé el tradicional desayuno americano y salí a recorrer la ciudad. La descubrí por el frente de la entrada de Damascos, las murallas que encierran a la ciudad vieja de Jerusalén son imponentes, así que hay que decidir por donde entrar.

Ahora me parece escuchar claramente como un mercader gritaba ashara, ashara shekels (diez, diez shekels), ofreciendo su producto, que ahora no recuerdo cual era, pero desde entonces ashara es mi numero favorito en árabe. Caminé de prisa, atravesé la gran puerta, y mientras bajaba unas graderías mi mirada se cruzó con la de un joven, que con seguridad tenia algo así como mi edad de aquel entonces, vestido del verde como el color de sus ojos y arropado por un fusil, me miró, sonrió  y me dijo yafa (bonita), palabra que descubrí su significado días después (muy tarde como para regalarle una sonrisa).

De repente ya estaba en un lugar de ensueño, era un gran mercado, como nunca jamás había visto, caminaba por las pequeñas callejuelas repletas de gente como de objetos, mujeres hermosísimamente tapadas se paseaban en busca de especies, hombres con olor a tabaco y mirada de misterio se gritaban el uno al otro, los niños corrían de un almacén a otro con shain (té), como jugando lo hacían. Los lugares para visitar son muchos, el muro de los lamentos, recuerdo haber subido a un lugar donde había etiopianos, recuerdo haber visto aterrorizada a ortodoxos peleándose con franciscanos, y sorprendida a judíos jugando con musulmanes y cristianos. Recuerdo la vía dolorosa (yo no soy religiosa), pero cada estación es como contar un cuento que nunca acaba, museos, tumbas, iglesias, hay tantas cosas, la arquitectura, los olores, los sonidos, simplemente encantan. Entre la muchedumbre pude reconocer algunos españoles, portugueses, argentinos, estadounidenses, chilenos, si, de un chileno me acuerdo, visitamos juntos algunos lugares y nos despedimos, ¿qué será de él?

Si uno quiere hacer una visita rápida a esta ciudad, me refiero a la ciudad vieja, es posible, pero es casi soberbio si así se hace. Yo la visité varias veces en mi estancia en Israel, que fue de algunos meses, y aun creo que debo volver y redescubrir sus lugares.

Recuerdo a Rashid, tenía un lugar donde vendía comida, de la más deliciosa comida árabe que he probado, siempre que fui a Jerusalén trataba de comer ahí, y él amaba decirme hola señorita, y yo respondía, marhaba rashid, ana piddi wahet shawarma and shaim maánana ¿qué será de Rashid?, recuerdo los bazares llenos de especies, otros con ropas, con recuerdos para turista, yo jamás compré uno, los que tengo me los regalaron, ¿qué será de mis amigos de entonces?, recuerdo la vista magnifica que se lograba tener desde la iglesia de Las Naciones, como caminaba por barrios, donde los árabes me creían libanesa, quizás era mejor dejarlos que piensen eso, cuando decía que era sudamericana, las propuestas de matrimonio llegaban a mi como pedido de agua, (ahora creo que entiendo por qué el matrimonio me causa cierto espanto). Recuerdo a mi amigo Wilson, padre de la iglesia del Santo Sepulcro, ¿Qué será de él?, recuerdo a un chico colombiano que trabajaba en un café, del cual nunca supe su nombre, yo para él era “mi amor”, y el para mi, querido, no era necesario saber más.
Básicamente estos son los personajes y las imágenes que me recuerdan la ciudad vieja de Jerusalén

Ahora, con los recientes ataques que han habido entre Israel y Palestina, se me hace tan triste saberlo y ya me da hasta pereza intentar entender esto, tengo varios amigos de Israel y palestina, todos muy queridos, y es ahí donde un problema meramente a mi parecer político toma rosto y persona, al saber que para mí, Israel tiene amistad, cariño, amores, y lo mismo palestina, tiene hijos de mis amigos, mis amigos y amores.

Yo deje Israel un 11 de septiembre del 2001, y volví en febrero del año siguiente, de alguna forma Israel había perdido esa magia que me enamoraba o siendo más sincera, él que me enamoraba ya me había perdido, por esto regresé a España, y luego a Ecuador a seguir mi vida.

He tenido ganas de volver a Israel, a palestina, pero la vida que llevo no me permite ciertas cosas, y más que eso, quizás son las ganas de recordar las cosas como eran y me gustaban sin miedo a la decepción.

A veces siento que va siendo hora de volver, aunque ya nada cueste ashara shekels, aunque ningún joven soldado me diga yafa, aunque rashid ya no esté, aunque no haya ningún colombiano que me diga mi amor, aunque las guapas mujeres tapadas, varias de ellas amigas mías, ya no estén o ya simplemente no me recuerden, y aunque quien me enamoraba en Israel ya no esté o lo que es peor, que todo eso que me enamoraba de Israel, ya no esté.

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